Familias Empáticas
I. Aprendiendo la empatía en familia
La empatía es la capacidad para comprender las emociones de las demás personas y responder en función de las mismas. Una persona empática puede comprender lo que sienten las otras personas y manejar sus propias emociones para enviar un mensaje de comprensión y reconocimiento de lo que la otra persona vive o siente. Una niña y un niño que crece en una familia empática contará con referentes adultos que le apoyan en la vivencia de sus emociones a la vez que reconocen, aceptan y canalizan sus propias emociones. Por lo tanto el desarrollo de la empatía es la base de conductas prosociales que permitirán a la niña o el niño, en un futuro como persona joven y adulta, manejar sus emociones e impulsos para no dañar a nadie. Esta experiencia es, a la vez, la base para desarrollar la capacidad de sentirse responsable de sus comportamientos y para autorregularlos a partir de su propia reflexión.
II. Aprendiendo la autorregulación en familia
Las niñas y los niños que aprenden sobre las emociones propias y las de las otras personas, aprenderán a autorregularse de una mejor manera, desarrollando respuestas constructivas frente a dificultades emocionales como el enojo, la frustración y la tristeza.
Si bien, es una habilidad que se incorpora una y otra vez durante la vida, durante la primera infancia es necesaria para aprender a convivir de forma pacífica y resolver los conflictos mediante el diálogo y la negociación.
Las familias que enseñan a las niñas y los niños a autorregularse realizan las siguientes acciones:
-Reaccionan positivamente ante las emociones de las niñas y los niños. Cuando se crece en una familia donde se permite la expresión de las emociones y se reacciona de forma cálida y sensible ante estas, las niñas y los niños desarrollan paulatinamente un mayor autocontrol emocional.
-Expresan sus emociones de manera asertiva. Las niñas y los niños imitan la expresión de las emociones que miran en su familia; si sus cuidadores expresan positivamente sus emociones, ellas y ellos también lo harán.
-Reflexionan sobre sus emociones.
Se comprueba una alta comprensión de las emociones de todos los miembros de una familia, cuando las y los cuidadores:
•Discuten o reflexionan con las niñas y los niños sobre sus sentimientos.
•Analizan los momentos adecuados para expresar los sentimientos.
•Comprenden sobre la relación entre lo que sienten y las circunstancias del entorno.
III. Para una familia empática ¿qué es un berrinche?
¿QUÉ ES?
•Una conducta normal.
•Una reacción conductual que se da en el 80% de las niñas y los niños con edades entre 1 y 4 años.
•Una forma sana de mostrar enojo o frustración.
•Una manera de demostrar la rabia, pena o frustración que se está sintiendo en ese momento.
¿QUÉ NO ES?
•Manipulación.
•Malacrianza.
•Necedad.
•Se da generalmente cuando la niña o el niño está cansado o bajo estrés, eso quiere decir, que en su cerebro se está secretando cortisol y las personas adultas, no hemos anticipado o prevenido ese estado, se trata de una forma de expresar la frustración.
•Existen pataletas que son una total desorganización del cerebro, por lo tanto, casi nada de lo que las personas adultas hagan podrá detener este estado.
•Hay berrinches menos intensos, en estos casos, las personas adultas al explicar y dar afecto, acompañan a la niña y el niño a salir rápidamente de este estado de estrés. Por ejemplo se puede decir: “entiendo que estás enojado porque no compré más helados, entiendo tu enojo, pero no compraré más, has comido suficiente. Me puedo quedar contigo y jugar algo que quieras o acompañarte”.
IV. ¿Qué hace una familia empática antes de un berrinche?
Las familias empáticas comprenden que las niñas y los niños no expresan sus molestias con palabras, ¿por qué?: No siempre pueden, ya que su cerebro está en pleno desarrollo y carece de las habilidades para distinguir y explicar claramente a sus madres, padres o cuidadores lo que les sucede con palabras. Un niño de 3 años, no siempre puede decir: “mamá, te he echado mucho de menos, tengo mucho sueño y quiero dormir, pero también quiero jugar contigo, no quiero perder tiempo bañándome, prefiero estar contigo y jugar, pero estoy cansado y no sé a qué quiero jugar y estoy a punto de llorar, porque en realidad no sé lo que quiero”. Hay acciones que las familias pueden realizar para que las hijas e hijos sean personas empáticas, amorosas, líderes positivos, alegres y felices.
•Si es posible, anticipa. Se puede anticipar el berrinche o pataleta observando las necesidades de las niñas y los niños frente a una situación. Por ejemplo: En una sala de espera se pueden aburrir. Lleve algo que le guste jugar. En un paseo puede tener hambre o frío. Lleve lo necesario ante eso. En el supermercado va a querer comprar muchas cosas. Converse con ellas y ellos antes de ir sobre lo que puede o no comprar en esta ocasión y cómo después en otra ocasión, tal vez se pueda.
•Construye límites claros. Practica los límites con respeto, afecto, coherencia y recurrentemente.
•Ponte en los zapatos de la niña o el niño, es decir sé empática. Comprende la situación desde los ojos de la niña o niño.
•Lejos de pensar que le están manipulando, se puede preguntar, por ejemplo, ¿qué le está sucediendo a la niña o el niño? ¿pude haberlo prevenido?
•Se acerca a las niñas y los niños. Baja su cuerpo hasta que sus ojos crucen miradas con la de la niña o el niño y le explica que pareciera que está sintiendo mucho enojo. Por ejemplo le puede decir: Es importante tener presente que ante un berrinche la persona a cargo del cuido puede experimentar angustia, miedo o un sinfín de emociones.
A pesar de ser una conducta “normal”, las personas adultas se angustian frente a una pataleta que puede contener desde llantos, patadas, tirarse al suelo y hasta pegar. La angustia de las madres, padres, tías o tíos puede ser mayor cuando niñas o niños les pegaron, gritaron o humillaron al hacer un berrinche. “Amor entiendo que no te quieras bañar, qué tal si mamá te baña y jugamos con los botes y los animalitos de la selva, que también están muy sucios”. Si la niña está muy pero muy molesta, puede tomarla en brazos con suavidad y acompañarla a dormir. Se le puede decir: “tranquila preciosa estoy contigo, estás cansada, yo te cuido mi corazón”.
V. ¿Qué hace una familia empática después de un berrinche?
•Invite a la niña o el niño a conversar. Luego de ser respetuosos y afectivos se le puede decir, por ejemplo: “Juliancito, parece que estabas muy enojado hace un rato, ¿cierto?” “Julián cuando estés enojado, no quiero que me vuelvas a pegar patadas, ¿te pego yo?, ¿le pego patadas a tus hermanos?”
•Cada vez que entre en estado de estrés y se ponga molesto, se vuelve a conversar con la niña o el niño, “no me gusta que me pegues, las personas no nos golpeamos, pronto aprenderás a no hacerlo”.
•Cuando la niña o el niño se encuentra tranquilo. Se retoma el tema si requiere seguimiento (enseñando qué hacer o que decir en el momento del enojo). En caso que haya sido acompañado de una conducta inapropiada, como pegarle a un compañerito o compañerita, se conversa con el niño o la niña sobre qué hacer cuando está enojado. Se le enseña a expresar su enojo de formas apropiadas, por ejemplo: “Vi que estabas muy molesto porque no podías comer otro chocolate. Cuando estás molesto no está bien que le pegues a tu compañera puedes hacer así las manitas bien fuerte... a ver hagámoslo juntos”.
VI. Una familia empática toma en cuenta lo siguiente ante un berrinche
•Se le invita a estar cerca, se le abraza y se reconoce lo difícil que es para ella o él sentirse así. En lugar de mandar la niña o el niño a “pensar” solo, tal como se hace en el tiempo fuera, por ejemplo: El tiempo dentro invita a un vínculo seguro, al respeto y la comunicación. Es decirle a las niñas y los niños que se está ahí para ayudarles y que se les ama sin importar nada. “Si amor, sé que estas muy triste porque quieres jugar con ese juguete y te enoja no poder hacerlo”.
•Se le reconocen sus emociones y se ofrece apoyo emocional. Esto no significa “ceder”, “perder” o “darle lo que quiere”, si no darle contención y ayudarle a sobrellevar sus emociones.
El tiempo dentro invita a un vínculo seguro, al respeto y la comunicación. Es decirle a las niñas y los niños que se está ahí para ayudarles y que se les ama sin importar nada.
Fuente:
https://crianzarespetuosa.aedcr.com/wp-content/uploads/2022/11/FAMILIAS-EMPATICAS_2022.pdf